martes, 30 de noviembre de 2010

Bueno días preciosa...

La mañana de un domingo sin alarma, sin prisas...

El sonido de la lluvia golpeando los cristales, la luz del día que se intenta colar por los huecos de la persiana y por debajo de la puerta de tu habitación.

Despacio, sin ninguna prisa, te mueves intentando no despertarme.

El calor de las sábanas, el tuyo propio en un abrazo que perdura una noche eterna y un amanecer.

Abrir los ojos y ser tu imagen con una sonrisa tan bella lo primero que encuentre.

Tu voz susurrando... "Buenos días preciosa..."

¿Habrá algo mejor que despertarse así?

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